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DECLARACIÓN PÚBLICA LICEO MAÑIHUALES

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A lo largo de nuestras vidas, se nos ha enseñado que las escuelas no son solo lugares de aprendizaje académico, también, son espacios donde se forman personas, se construyen sueños y se cultivan valores que perduran. Todos los que respaldamos esta declaración forjamos nuestras propias vivencias y anhelos, pero compartimos un deseo común: “Educar”. encontrándonos en un lugar especial: el LICEO MAÑIHUALES. Este lugar lo respetamos y valoramos profundamente, ya que hemos enriquecido nuestra vocación aquí, otros pasaron brevemente, algunos formaron familias, y hemos visto a colegas cerrar la puerta tras su jubilación. De cada uno de ellos aprendimos, ya sea a través de su pedagogía o sus experiencias personales. En este camino educativo, hemos enfrentado situaciones de injusticia hacia los docentes y asistentes de educación, uno de los eventos más recientes merece ser expuesto públicamente, ya que los principios de respeto, verdad, empatía y colaboración son los cimientos esenciales que deben prevalecer para que nuestra labor educativa sea realmente efectiva y justa.

 

Ante los lamentables sucesos ocurridos en el Liceo Mañihuales el 31 de julio a las 14:27 horas, nos dirigimos a las autoridades regionales y a la opinión pública para informar sobre la veracidad de los incidentes y las graves consecuencias que afectan la dignidad de cada uno de los funcionarios públicos que nos desempeñamos en el establecimiento, solicitando el apoyo de las autoridades pertinentes ante esta grave vulneración de derechos en el contexto de una crisis institucional, resultante de un acto de violencia escolar que conmovió a toda la comunidad.

Bajo este contexto, la última semana funcionarios del Liceo Mañihuales, hemos vivido situaciones que nos han causado un profundo dolor: expresiones de malos tratos, juicios sin fundamento y comentarios en redes sociales que han puesto en duda nuestra integridad profesional y humana. Más allá de las heridas personales, estas acciones afectan el clima de confianza y respeto que nuestra comunidad necesita para crecer unida.

 

El lunes 4 de agosto, a primera hora de la mañana, apoderados y dirigentes de otras instituciones se presentaron en el establecimiento con un petitorio dirigido al Director Ejecutivo del SLEP, quien autorizó su ingreso para desarrollar una asamblea en la que también estaban presentes niños, jóvenes, profesionales del hospital, docentes, asistentes de la educación y la directora del establecimiento.

 

La reunión, liderada por el director de SLEP y transmitida en vivo por la radio local, comenzó sin una solicitud de diálogo pacífico y constructivo, ni un marco de objetividad respecto al propósito de la convocatoria. Como resultado, el supuesto diálogo se convirtió inmediatamente en una interpelación directa hacia los funcionarios del EE, quienes fuimos objeto de menoscabo por parte de apoderados/as a través de expresiones y categorizaciones difamatorias expuestas en voz alta frente a un director de SLEP y su comitiva, que escucharon atentamente y sostuvieron el micrófono mientras se menospreciaba a los/las funcionarios. Nosotros/as permanecimos inermes e impávidos ante toda alocución, sin recibir el más


mínimo gesto o palabra de defensa por parte del sostenedor. Esta situación ha derivado, hasta hoy, en una fuerte crisis emocional, licencias médicas.

 

La falta de mediación y el incumplimiento del deber de cuidado por parte del sostenedor han profundizado la crisis, generando consecuencias emocionales y profesionales significativas Actualmente, nos encontramos sin acompañamiento profesional, sin protocolos claros de protección, excluidos de reuniones convocadas únicamente para padres y apoderados, donde se toman decisiones pedagógicas y administrativas sin el conocimiento del profesorado y el equipo directivo. Además, se ha evidenciado la falta de intervención de la autoridad presente para contener el conflicto, ignorando las leyes que nos protegen: Estatuto Docente, Ley 20.370 LGE, Ley 18.834 sobre funcionarios públicos, Ley 16.643 sobre violencia escolar, entre otras.

 

Esta situación constituye una grave vulneración a nuestros derechos como trabajadores públicos, amparados por marcos normativos. La exposición sin mediación ni resguardo, junto con la sobrecarga emocional y laboral por el incremento de licencias médicas, impacta negativamente en la salud mental y en la naturaleza de nuestra función docente, implicando un incumplimiento del deber de cuidado por parte del sostenedor y un menoscabo al rol profesional del equipo educativo.

 

Estamos comprometidos/as con la construcción de un espacio educativo basado en el respeto mutuo, la empatía y la colaboración entre estudiantes, docentes, directivos y familias.

La labor docente implica no solo enseñar, sino escuchar, contener, orientar y, muchas veces, ser un segundo hogar para nuestros estudiantes. Por ello, no podemos ni debemos permitir que se nos enjuicie con mentiras o interpretaciones malintencionadas que ensucien una labor hecha con esfuerzo, compromiso y amor por la educación.

Queremos invitar a todos: estudiantes, familias, funcionarios— a reflexionar sobre el poder de las palabras y el alcance de nuestras acciones, especialmente en el mundo digital. Lo que decimos y compartimos puede construir o destruir, unir o dividir. La elección está en nuestras manos.

La formación en valores comienza en casa y se refuerza en la escuela. Solo trabajando juntos, en un marco de respeto mutuo, podremos enseñar con el ejemplo y dar a nuestros niños y jóvenes el futuro que merecen.

Sigamos construyendo, no destruyendo. Escuchemos antes de juzgar, dialoguemos antes de señalar, y recordemos que la educación es una tarea compartida.

 

Esperamos que esta declaración garantice la protección de quienes debemos sobrellevar la Educación Pública de nuestro país.


Firma: Profesores y asistentes de la educación Liceo de Mañihuales.

Colegio de Profesores Comunal Aysén.

Colegio de Profesores Regional Aysén.

 
 
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